Con la 4T nuestro derecho a la Verdad y a la Justicia están lejos de ser satisfechos.
COMUNICADO
Ciudad de México a 24 de marzo de 2022
A los medios de comunicación.
El día 24 de marzo de 2013, Teodulfo Torres Soriano “El Tío” integrante de la sexta nacional fue víctima de desaparición forzada por agentes del Estado Mexicano. Él es testigo fundamental de los excesos represivos cometidos por las fuerzas armadas durante las movilizaciones por la imposición de Enrique Peña Nieto del 1DMx en 2012. Nueve años después, a mitad del camino, resulta necesario hacer un “corte de caja”.
Históricamente, las desapariciones forzadas, como lo ha reconocido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), fueron cometidas en la mayoría de los casos por particulares bajo la tolerancia del Estado; y en otros, directamente por agentes estatales. Sin embargo, para hacer frente a ellas, dos son las respuestas del actual gobierno; por un lado, se adoptan estrategias discursivas tendientes a la cooptación de sectores críticos al régimen; por otro lado, se recurre a la disculpa pública u ofrecimiento de perdón en cadena nacional. Simulación constante y sonante.
En el presente caso al principio el Estado Mexicano se deslindó y negó los hechos, aun con la existencia de evidencias; no existió una investigación diligente, para los representantes de ese mismo Estado de ayer y de hoy no hay pruebas, elementos o indicios porque no leen la averiguación. Razón por la que tarde se dio inició la “investigación” por el delito de privación ilegal de la libertad y no por desaparición forzada. Fue hasta el mes de septiembre de 2020 que acordaron la traslación del tipo penal. Ahora, y antes también lo hicieron, ocuparon la dilación jurídica, ahora con la crisis sanitaria utilizaron todos los medios a su alcance para retrasar o detener la incipiente investigación que eterniza la violación múltiple de los derechos de la víctima. De tal suerte se niegan a realizar diligencias necesarias so pretexto de no existir elementos de investigación y en caso de que las lleven a cabo diluyen la responsabilidad del Estado, establecen líneas de investigación ajenas a los hechos, repiten diligencias hasta por tres veces, no hay un enfoque diferenciado. Se han perdido datos de prueba importantes por la negligencia de la autoridad por no respetar el principio de participación. La revictimización de la familia por parte de la autoridad es la constante, el objetivo culpar a la víctima. Se ha intimidado de manera directa e indirecta a la familia, representante y acompañantes, con amenazas, seguimiento, vigilancia en domicilio, intervención telefónica con el fin de quebrar la disposición de los mismos. Al Fiscal en turno, en su momento señalamos nuestra preocupación por la falta de capacitación entre sus integrantes para cumplimentar su mandato, (pero el fiscal tiene sus asuntos) como consecuencia existe un expediente en asuntos internos, dirección general de evaluación técnico jurídica a cargo de la visitadora Lic. María Esther Ruancho Vázquez, pero no hay resolución. Además de todo lo anterior, han intentado dar por muerto a la víctima directa sin tener evidencia científica con el objetivo de orillarlo hacia la crisis forense.
Varios de estos aspectos son del conocimiento del equipo del Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración Alejandro Encinas Rodríguez desde junio de 2019, solo que contrarios a los principios de la 4T su equipo ha optado por retomar la máxima Salinista de aquella frase, tan célebre, tan profunda: “Ni los veo, ni los oigo”
Este tipo de actos son violatorios y ponen de manifiesto la responsabilidad internacional del Estado Mexicano, por incumplimiento de los compromisos contraídos a través de Tratados Internacionales.
Comunicado. Malditos aquellos que con palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan.
¡Presentación con vida de Teodulfo Torres Soriano!
¡Hasta que el olvido nos alcance o la moda!
¡Porque vivas las llevaron, vivas las queremos!
Familiares, compañeros y amigos de “El Tío”
Luchamos por el miedo a morir la muerte del olvido